Si hay algo peor que una pesadilla es que esa pesadilla se repita. Y entre nuestros peores suenos, los de todos, pocos producen mas angustia que un nino desaparezca sin dejar rastro. Eso es precisamente lo que ocurre al principio de esta novela: en un centro comercial, en medio del bullicio de una tarde de compras, un depredador acecha, eligiendo la presa que esta a punto de arrebatar. Esas pocas lineas, esos minutos de espera, seran los ultimos instantes de paz para los protagonistas de una historia a la que los calificativos comunes, «trepidante», «imposible de soltar», «sorprendente», le quedan cortos, muy cortos. Porque lo que hace Carme Chaparro en No soy un monstruo, su primera novela, es llevar al limite a sus personajes y a sus lectores. Y ni ellos ni nosotros saldremos indemnes de esta prueba. Compruebenlo.